A lo largo del año, hay tres citas ineludibles gastronómicas a casa mis padres. Una de ellas es viernes santo, donde siempre comemos bacalao a la cazuela con alcachofas, huevo y pasas. El secreto, comprar un buen bacalao, alcachofas de huerto propio, y huevos de gallinas felices ( o sea, con gallo y al aire libre).
Evidentemente, en ningún sitio lo he comido mejor.
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